El jardín de las delicias

Jardín de las delicias
Por: Jose Lozano

Ladrillo, cemento, cerámica y, al final, una pared de vidrio. Del metal caen, una detrás de otra, un sinfín de tiras transparentes, empezando desde lo más alto hasta lo más bajo.

Quién sabe si conteniéndose a sí mismas o cercándome por cortar su fluidez. Frías, cálidas, temperadas… su temperatura y velocidad cambian según la fantasía, llevándose en sus hilos todo lo salvaje.

Encajado, siento rezagos de las flores que llevas entre telas transparentes. Cierro los ojos y me dejo envolver, tejiéndome sobre la piel… un nirvana, una canción, un jardín… y con los labios mojados le recito al árbol frente a la ventana de mi ducha estas palabras de Neruda; 

Palabras llovieron sobre ti acariciándote.

Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.

Hasta te creo dueña del universo.

Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,

avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

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