
Por: Danny Delgado Fabián Rangel
“Cada vez que me asomo desde la ventana de mi casa, tengo la fortuna de admirar mi barrio, la zona y las calles adornadas por el cielo tornasolado que no para de generar colores. Habita la soledad, habita el silencio… Una pausa que se escucha a diario merodear. Cientos de historias bajo esos techos, entre ladrillos y cemento, paredes de colores, cuerpos guardados, mentes dispersas ante la nueva realidad. A lo lejos las montañas y sobre ellas las nubes. Y aunque no se ve a nadie en las calles y el vacío ahora lo es todo, en cada mente confinada surgen nuevos mundos, nuevas formas sentir y estar. Él ahora se detuvo y a muchos les genera incomodidad. Para otros significa calma, tranquilidad, o en el peor de los casos angustia y enfermedad. Un mismo mundo habitado por diferentes universos que se adaptan a la nueva normalidad.”