Divinos placeres

07/15/2021 Paloma Galvis
POR: PALOMA GALVIS

Recuerdo que mis primeras experiencias sexuales estuvieron cargadas de culpa y remordimiento por ser actos que desobedecían “la palabra de dios”; mas con esto no me refiero a tener relaciones sexuales antes del matrimonio, sino a los abusos sexuales de los cuales fui víctima por parte de personas que no tenían ningún temor de dios, pero que no por ello dejaban de predicar su palabra.

Ahora que sé que dios está muerto y que como seres humanos solo dependemos de nuestros propios juicios para decidir el rumbo de nuestra historia, he decidido empoderarme de mi cuerpo, del cual un día violentamente me alejaron. Decidí entonces luchar por algo que nadie jamás iba a poder arrebatarme: mi deseo de sentir placer.

Al ver a Santa Teresa, en el orgasmo carnal y místico en que la esculpió Bernini, reconozco grabadas en mi cuerpo —tan fuerte y tan moldeable como el mármol— las huellas que ha dejado el placer en su paso por mi vida. Hoy decido rezarle a una diosa que tiene muchas formas, que habita en muchos cuerpos, que se manifiesta en muchos géneros pero que tiene un solo centro. Hoy estoy convencida de que el placer es una larga exploración que parte de mi propio cuerpo, y una aventura incierta pero siempre guiada por mi consentimiento. Yo soy mi propia diosa.

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